*Carlos Abraham
Aburrido en casa, tomé la decisión de irme de viaje a Loreto, para meditar y continuar escribiendo lo que comencé, me gustan las vistas de la península, el vuelo cansado, fue en un pequeño y ruidoso avión, mis manos sudaron todo el vuelo, llevaba algo de ansiedad, no pude sacar mi portátil, aunque desde pequeño aprendí a tener paciencia.
Me gustan mis proyectos por que puedo viajar tranquilamente a diferentes lugares del mundo y convivir con las personas locales, y ponerme a escribir por las noches tranquilamente.
Al llegar al aeropuerto, y pasar por mi equipaje me llamo la atención una mujer alta y rubia estilo europeo. Cautivó mi mirada por unos 15 segundos, luego me dirigí a la salida y al hotel, con el chofer que me designo la empresa.
Disfruté esa tarde tranquila tirado sobre la arena, en la noche me dirigí a cenar al restaurante Casa Mia que se localiza a unos pasos de mi hotel, me designaron una mesa con vistas al océano, en cierto momento giré mi mirada y vi que en otra mesa se encontraba la misma persona despampanante que había visto en el aeropuerto.
Le pedí al mesero que me atendía, fuera con ella a decirle si aceptaba cenar conmigo, se dirigió a su mesa, estuvo platicando por un par de minutos, después movió su silla, se levanto para caminar en mi dirección con un paso firme donde su cabello largo se movía por el efecto de la brisa del mar que entraba por el ventanal del restaurante.
Estuvimos cenando y platicando, acompañados de una deliciosa botella de vino nacional, me comento:
—Soy de nacionalidad Rusa, y vine de trabajo por México, me llamo Natasha.
En la platica escuchábamos el sonido de las olas golpeando las rocas.
Le comenté:
—Soy escritor, me llamó Maximiliano.
Ella sonrió.
Disfrute de su sonrisa y de una estupenda cena, acompañado en mi primera noche.
Pensé: ¿Seria la primera o vendrán más?
Lograría muchas ideas para mi proyecto al escucharla platicar, al terminar el postre me dirigí al baño, me tropecé de frente con el mesero y le vi su nombre en su gafete.
—Javier, te dejo mi tarjeta de crédito y por favor me puedes liquidar la cuenta.
Quería apantallar a Natasha. La invité a que camináramos un rato por la arena de mar, disfrutamos el contacto de la arena con nuestros pies descalzos, platicamos de nuestras pasiones y gustos, repetimos estas caminatas nocturnas por varias ocasiones.
Algunas mañanas nos fuimos a navegar en velero por la bahía, regresamos en otras ocasiones al mismo restaurante italiano, siempre pedíamos nos atendiera Javier, ya conocía lo que nos gustaba tomar de bebidas para acompañar las cenas además sugería nuevos platillos, que degustábamos tranquilamente.
Siempre he observado las acciones y movimientos de las personas de mi alrededor, me atrae cuando te cuentan anécdotas o historias del pasado, así me voy dando ideas para mis novelas, había llegado a Loreto sin ganas de ponerme a escribir, no lograba comenzar ese primer párrafo en el cuaderno.
En una ocasión que Natasha no llegaba al restaurante, le pedí a Javier me acompañara al bar, para no tener que esperarla solo, le dieron permiso de poder permanecer en esa área, comencé a hacerle preguntas, preguntas sobre su infancia, donde al escucharlas comenzó a fluir mi mente con ideas, al llegar a la habitación comencé a escribirlas, él escucho que yo era escritor y estaba creando una novela en Loreto, por que una fan llego con un libro en su mano a que se lo autografiara.
Tuvo confianza en mí, entre lo que me comento, fue que había sido golpeado por su padre en varias ocasiones, solo pudo lograr terminar la secundaria, vivió en un barrio machista, no dejaba de escucharlo.
Esa noche no pudo llegar Natasha, llamó al restaurante para que me dieran el recado, por lo que terminé cenando acompañado de Javier, disfruté del momento, fluyeron otras ideas más en mi cabeza, aunque sea solo un par de párrafos.
Al día siguiente que me encontré con Natasha, no me comento nada sobre por que no había llegado a nuestra cita, es tan bella que le perdonarías todo en la vida, nos fuimos a disfrutar juntos del atardecer, y a cenar nuevamente al restaurante Casa Mia, a Javier le gustaba vernos por que siempre le dejábamos una buena propina.
Al terminar de cenar, salimos a tomar el postre en el balcón, Natasha me platicaba de cada estrella que admiramos juntos, creaba una historia que me contaba, se emocionaba de ello, de repente la sentía triste y alejada de la realidad, en un momento sentí la presencia de Javier observándonos.
El balcón estaba decorado de cientos de velas en varios tamaños, una ambientación de romanticismo, que se sentía vacía por nuestro interior cargado de problemas, cada uno con el suyo, así acompañábamos al sonido que se escuchaba del mar, el que termino ayudando a nuestra compleja angustia.
Estuve con Natasha visitando otros restaurantes dentro del área, éramos bien atendidos, siempre preferíamos terminár cenando en el que más nos gustaba, Casa Mia, con tanto ir sus paredes ya habían escuchado todas nuestras intimidades.
Después de unos días Natasha terminó cambiándose al hotel donde yo me encontraba hospedado.
No sabía bien cual era su actividad de trabajo, solo sabia que de repente se desmoronaba en llantos, creo era una mujer débil, aunque me intrigaba saber todo sobre Natasha, imaginaba por su carácter y forma de expresarse: era agente de la KGB, dejaba volar mucho mis fantasías.
Continuaba escribiendo de lo que podía saber e imaginar de ella, o del pasado de Javier para mi novela.
Al estar los dos hospedados en el mismo hotel, era mas fácil para Natasha caminara a mi habitación en las noches, así podíamos disfrutar nuestra intimidad, ella era perfecta sexualmente, no tenia nada de extraño, estábamos como si fuera un capitulo donde los dos personajes se encuentran y viven una locura apasionada de amor.
Acompañados de una botella de vino blanco, disfrutamos el desnudarnos en la habitación y salir al balcón para que nuestros cuerpos sintieran esa frescura de la brisa de mar, tenia una caja pequeña de chocolates la que le lleve para ofrecerle con mi mano, en su delicada boca pintada de un color rojizo.
Así convivimos por más semanas, con unas mañanas tirados al sol, noches cenando en restaurantes de lujo, continuando con las noches de placer sexual dentro de mi habitación, disfrutando de la tina o de la ducha exterior, que mas se podía pedir de esta aventura, la disfrutaba al máximo, mi mente estuvo mas abierta para lograr mi objetivo de poder crear esa historia que necesitaría entregar a la editorial, me ayudo el haberla conocido.
Una mañana que estaba en la playa, Natasha iría a arreglar unos pendientes de trabajo, y visitar al doctor, vi pasar por la playa a Javier, le llame y lo invite a sentarse conmigo en la cabaña.
Su compañía era grata, estuvimos platicando sobre su trabajo, le comenté que debería de mudarse a otro país, le conté de un amigo que tenia un restaurante y este podía darle un buen puesto, si él quería yo le ayudaba a contactarlo.
Me contó que no era feliz ya con su esposa, pues en una ocasión le había descubierto una infidelidad con otro hombre, al que intento ir a golpear, pero el día que tomo el valor de hacerlo, este no se encontraba laborando.
Habíamos pedido mezcal preparado con cítricos, brindamos, nos quedamos por unos segundos mirándonos a los ojos, sin querer tocamos nuestras manos, fue el primer rose que tuvimos, después de un rato se despidió ya que tenia que dirigirse al trabajo.
En la noche llego Natasha a mi habitación acelerada con una copa de champaña, me dijo:
—Max arréglate rápido y caminemos por la playa a cenar al Casa Mia.
A la mañana siguiente note a Natasha algo extraña, la sentí inquieta, cuidaba mucho su celular, olvide preguntarle a que doctor había ido a ver, como de costumbre estuvimos instalados en una cabaña, disfrutando del color del cielo, observamos a lo lejos pasar unos delfines saltando frente a nosotros.
El encargado de actividades nos recomendó que fuéramos esa tarde en yate por la bahía, valdría la pena por que habían descubierto que habían llegado varios delfines, los que se divertirían acompañando a los yates mientras navegaban.
Natasha se vio extraña, se movía mucho, estaba con una fuerte inquietud esa noche, me dijo:
—Max, pasa a mi habitación mas tarde.
Camine por el pasillo y al llegar toqué la puerta sin recibir respuesta, entonces regrese desanimado a mi habitación para ponerme a trabajar.
A la siguiente mañana, antes de ir a desayunar pasé a buscarla, nuevamente sin respuesta, caminé a la administración para preguntar si tenían algún mensaje para mi, me dieron un sobre pequeño, imagine era de Natasha, saque una tarjeta que decía:
“Maximiliano, no estoy preparada para lograr una relación, solo se que es mas fácil para mi, irme de esta realidad”
Lo extraño es que no tenia su firma, insistí en la administración que checaran personalmente la habitación 2043, lo acompañé para que la abriera, entramos juntos, él caminó hacia el balcón y yo en dirección al baño, pude ver a lo lejos en la tina de piso el cuerpo recostado de Natasha totalmente desnuda y ensangrentada, salí en un fuerte shock, media hora después llego la Policía a investigar el caso.
Como era extranjera, llegó la Interpol, ya no quise saber la conclusión del caso, en la administración me dijeron que fue un suicidio, ella se había cortado con un cuchillo y habían encontrado unas pastillas tiradas en una parte del piso del baño, sentí mucha tristeza, decidí irme en la noche al bar del Casa Mia.
Me fui caminando descalzo por la arena acompañado de la soledad, como lo hubiera hecho con ella, recordándola en mi mente, al llegar al restaurante pregunté por Javier, le conté lo que había pasado con Natasha, puso una cara de impresión, vio que me encontraba triste, le dije:
—¡Pide permiso, cámbiate de ropa y acompáñame al bar!
Estuvimos tomando unos mezcales y terminamos con cervezas.
Platicamos, ahora me toco comentarle sobre mi infancia, le conté que había crecido en un colegio interno en Inglaterra, y cada verano o navidad, viajaba con mis padres a algún destino diferente y lejano, me la pasé contándole mas cosas de mi, siempre mostro el interés por estar escuchándome.
Le dije que ahora tenia miedo de comenzar a escribir, que me sentía alejado de mi computadora, sobre los rumores de la muerte de Natasha decían que tenia un trastorno de personalidad Border line.
No olvidó la mirada de ella, pero Javier me prestaba toda su atención, le comenté si se quería mudar unos días a mi habitación, accedió, esa noche nos regresamos juntos, llego con una muda de ropa.
Esa noche no podía conciliar el sueño, sentí una presencia dentro de la habitación, al ver una silueta de una sombra, claramente noté que era la de Natasha, sentí como se estaba acercando lentamente a mi, con sus manos tocaba mi rostro, hasta acercarse y darme un beso apasionado, mi cuerpo permanecía helado, era una sensación que nunca había sentido, poco a poco me fui dejando llevar, soltándome mas hasta que sus caricias se movían por todo mi cuerpo, me jalo para tirarme en el sofá, donde permanecimos disfrutando de esa fogosidad que siempre tuvo.
Despues se esfumo, ese sabor sexual medio salado no pudo desaparecer totalmente, Javier no sintió nada estuvo dormido en un lado de la cama, cuando despertó yo ya estaba fresco por una fría ducha que había tomado, el se levanto para ducharse, mientras llegaba nuestro desayuno a la habitación.
Despues le mostré una parte de mi nuevo libro, examino las hojas impresas, movió su cabeza para decirme algo, pero quedamos totalmente de frente, no dijimos nada solo acercamos nuestros rostros hasta que nos dimos un beso. El se fue por ropa a su casa y después a trabajar, quede de pasar por él en la noche.
Nos regresamos caminando descalzos por la arena, de repente nos detuvimos para ver quien aventaba una piedra mas lejos al mar, me gano y en automático giro para darme un abrazo, sentí toda su energía con ese afecto de cariño, nuevamente se lleno mi mente comenzaba a volar imaginación e ideas, ya sentía mas abierta mi mente para escribir.
Terminamos de cenar en el balcón de la habitación, me fui a dormir, se quedo disfrutando de la vista al mar, nuevamente me visito el fantasma de Natasha, volví a satisfacer ese placer sexual que necesitaba, sude demasiado, no entendía lo que pasaba, al terminar me levante por una copa de vino, sentía tanta sed, ahí seguía despierto Javier, me vio, se acerco nuevamente para darme uno de sus suaves besos, acompañado de una caricia en el rostro, se me quedó esa acción dentro de mi cabeza.
Una mañana reservamos el yate del hotel para zarpar a ver la puesta del sol, le pedí al encargado que llamara al Casa Mia y pidiera una cena para dos, cuando subimos al yate se encontraban instalando una romántica mesa.
El capitán zarpó con dirección a ver la puesta del sol, disfrutamos del movimiento, como a los 15 minutos ya nos estaban acompañándonos unos delfines del lado derecho, disfrutamos verlos saltar, nos mantuvimos un buen rato en la proa, Javier me desabotonó la camisa para continuar con un beso, se sintió tan seductor que no comente nada.
Nos acercamos a una de las islas donde pudimos observar algo cerca a varios leones marinos.
Los dos cenamos emocionados, busqué la mirada de sus ojos, su platica era interesante, me gusto observar sus modales bruscos.
Colocaba unas toallas grandes cerca de la proa donde nos recostamos, el capitán puso la música más fuerte, perdí la noción del tiempo, solo sentía sus manos tocar todo mi cuerpo, no supe que paso durante ese lapso.
Regreso tarde el yate al muelle, cansados y sudados, tomamos nuestras pertenencias, nos despedimos del capitán y del marinero.
Se siguió quedando conmigo más días, disfrutamos mucho el poder vivir juntos, a veces nos tirábamos juntos en el sofá para platicar, nos reíamos, cada ves lo fui sintiéndolo cercano, comenzó una amistad con derechos, disfrutamos las noches metiéndonos juntos a la tina, lo que sentía por Javier era igual a lo que había sentido por Natasha.
Comenzó a contarme historias de amistades para ayudarme con más ideas que servían para mis proyectos, ya se veía avanzado mis textos, le dije a Javier que ya pertenecía a esta creación.
Pasaron los días, con caminatas por la playa y cenas en la habitación, se le veía contento de que estuviéramos juntos, descubrí esa ternura interna que guardaba en su interior.
Me quede mas tiempo de lo planeado de vacaciones, entonces aprovechamos los fines para ir a ver algún museo, o galerías de arte, tomábamos el transporte urbano o en auto, las noches se volvieron especiales y las disfrutábamos al máximo como si fuera a ser la ultima.
Pongo mis ojos fijamente por todo su cuerpo, me gusta mirarle, me quede pensando en como disfrutabamos nuestra amistad, pero una mañana al despertar no encontre a Javier, lo busque en el balcòn y en el baño, no habia huella de èl, solo habia una hoja sobre el escritorio, que decia:
Max,
Me importas mucho, me atrae lo que sientes por mi, desgraciadamente mis costumbres son diferentes, tengo que regresar con mi esposa, no jugue contigo, me despido.
Javier
Al terminar de leerla quede frio, no sabia que hacer habia pasado nuevamente el perder a alguien por el que sentia “amor”, Natasha y Javier habian sido especiales dentro de mi vida. Con un corazòn partido, sin saber que decisión tomar, un suicido seria inverosimil, por lo que mejor continue enfocado en escribir una historia de un amor doble, fue un rotundo excito nacional, despues me invitaron a presentarla en tres paises latinos, ya nunca regrese a Loreto, habia guardado un recuerdo doloroso.