“Dolores – Ximena, ¿Cómo es que no conoces a los Backstreet Boys? ¿Pues con que música te criaron?
Ximena: “Pues con R.E.M. ¿Con que más?
Dialogo entre mi hija y una amiga hace doce años.
1991 será recordado por ser el año en que se inició oficialmente la revolución accidental que significo al Grunge en la industria de la música y más allá. Los discos de Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Screaming Trees entre otros hicieron que los medios de comunicación voltearan hacia Seattle, mientras que las disqueras comenzaban a cazar cualquier banda que tuviera un sonido similar y mucho aire de intelectualidad, de radicalidad de izquierda sin llegar a ser punk, fue justo en Athens, Georgia, donde lograron atrapar algunas otras bandas deseosas de poder vivir de la música, y ¿Por qué no? Disfrutar de la fama y la fortuna.
Athens igual que Seattle, al ser ciudades con características similares, se estaba dando un fenómeno musical interesante, arropado por las radios universitarias y todo un circuito de estas donde se organizaban conciertos. Fue aquí donde en la década de los ochenta surge el grupo que los pondría en el mapa cuando la movida alternativa (llámese Grunge por la industria) rompiendo por completo con toda la idea preestablecida de como tienen que ser los grupos de rock. R.E.M., el nombre de esta banda parecía más un cuarteto de profesores universitarios a punto de dar una conferencia magistral que lo que eran. Una de las bandas de rock más representativas de las últimas décadas del siglo XX e inicios de este siglo.
Surgidos en 1982 con un sonido muy distinto a lo que se vendía en esos años masivamente, pero también alejado de la agresividad sónica de las bandas más representativas de la escena underground y alternativa de esos años, como lo eran Pixies, Sonic Youth, Butthole Surfers, pero con la suficiente honestidad para convertirlos en un fenómeno a la izquierda del dial. Eran la banda universitaria por excelencia, y que después de siete discos, en plena revolución Grungie pusieron al mundo de cabeza con su disco “Out of Time”. Un disco que también cumple treinta años, en este pandémico 2021.
En 1988 R.E.M. firma un contrato con Warner Records para grabar cinco discos con ellos. Un contrato que les permitía mucha libertad creativa, además de darles la oportunidad de dedicarse holgadamente hacer lo que mejor hacían. Música.
“Green” fue el primero de esos cinco discos, en el cual ya iban puliendo el sonido hacia donde querían dirigirse en su siguiente disco y posiblemente en toda su historia musical. Canciones como “Orange Crush”, “Pop Song 89”, “Hairshit” ya tenían ciertos toques de pop, folk, country que se convertiría en el sello característico de la banda de ahí en adelante.
“Out of Time” apareció justo en el momento en que la música llamada alternativa comenzaba a posicionarse en los medios masivos, esto gracias a Seattle y la revolución Grungie y aunque por obvias razones “Losing my Religion” fue la canción escogida para presentarlos al mainstream convirtiéndolos en una de las bandas más grandes de la década de los noventa, el disco en su totalidad esta lleno de una genialidad que ya venían perfeccionando desde sus anteriores grabaciones. Una mezcla de pop ya exorcizado de los demonios de sus integrantes, con un Michael Stipe sintiéndose cómodo como el portavoz de la banda, mezclado con folk sin adulterar, sin ningún temor, así como muchos destellos de country. Este es un disco con el que se sintieron cómodos al momento de grabarlos.
Las letras también fueron mejor articuladas, no digo que más inteligentes pues es una de las características de estos Athenienses desde sus inicios, pero destacar la ironía, el sarcasmo en una canción como “Shiny Happy People” con una critica al autoritarismo del gobierno comunista de China y a los eventos trágicos ocurridos en 1989 en la Plaza Tianmen. Una canción digna del mejor momento de Jello Biafra. La participación de KRS-One en “Radio Song” también merece todo un reconocimiento, ese toque de rap es el adecuado para lo que expresa la canción. Igual se abren a la experimentación con canciones como “Low” o con “Near Wild Heaven” cantada en su totalidad por el bajista Mike Mills.
Hartos de la extensa gira que dieron para promocionar “Green” intentando alejarse lo más posible de los instrumentos musicales clásicos es que “Out of Time” este compuesto en su totalidad con instrumentos acústicos, donde la mandolina jugo un papel muy importante sustituyendo la guitarra, claro, a la hora de grabar, en la única donde la dejaron fue en “Losing my Religion” con el resultado que todos conocemos. Convirtió a esta canción en un símbolo de finales del siglo XX, su sonido característico los consolido como uno de los mejores exponentes en ese momento más allá del momento coyuntural que se estaba viviendo.
Hace treinta años desde que la industria de la música dio su última estocada, exponiendo a todo un movimiento como una heterogeneidad llamada Grunge, Incluso fue más allá apareciendo toda una “Nación Alternativa” en palabras de MTV Music -Do you remember Jane´s Addiction? – dejando unos cuantos sobrevivientes como R.E.M. que se mantuvo con base a la honestidad, la perseverancia y mucho talento. “Out of Time” fue el inicio de algo que se mantuvo con mucha coherencia hasta el final.
Aun recuerdo el primer día que los escuche. Pase a una tienda departamental de mi ciudad a comprar cosas que mi vieja me había encargado para la casa. Me quede un rato viendo entre los cassettes que había en una pila acomodados. Su portada me llamo la atención, así que me lo robe junto al “Black Album” de Metallica para revenderlo en la escuela. R.E.M. me voló la cabeza, “Out of Time” era/es el disco más punk que había escuchado hasta que apareció el “Monster” en unos años que Crass, Black Flag, Extreme Noise Terror sonaban a diario en mis walkmans.
Desde Klatch City
Diciembre 2021
*Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de X.