Jorge Tadeo

 *Activista, escritor, anarquista, biólogo, panadero casero, coordinador de LIDECS

El sonido de la música fue lo que me despertó. The Do sonaba a un volumen casi insoportable y mi dolor de cabeza estaba al mismo nivel. O tal vez peor. Sentía que estaba a punto de explotarme en cualquier momento. No solo era el alcohol y las drogas de la noche anterior. Era algo más que en ese momento no lograba saber qué. Solo que dolía mucho.

Abrí los ojos, no reconocí el lugar. Traté de moverme, sentí mis manos atadas, me di cuenta de que estaba sentado, que mis manos y piernas estaban atadas a una silla. Un olor a ocre me quemó la nariz, vi que mi camisa estaba manchada de sangre. De ahí provenía el olor. Era mucha sangre seca, coagulándose. Quise gritar y no logré emitir ningún sonido. Noté que el dolor de cabeza no solo era por la cruda de una noche de fiesta; sentía algo en la parte de atrás, algo que me presionaba, que estaba dentro de mi cabeza, que me lastimaba.

El loop de The Do continuaba. “despair, hangover, ecstasy” a todo volumen. Quería pedir que lo quitarán. No podía, no salían palabras de mi boca. Fue entonces que los escuché. Detrás de mi había dos personas que yo no alcanzaba a ver.

  • Lo siento señor -dijo uno de ellos al teléfono, al menos eso pareció, que hablaba por teléfono – fue un error de programación que no volverá a suceder. Pensamos que el detonante era atípico. Estamos buscando otro que funcione de acuerdo con lo que necesitamos. Ya estamos en el proceso de reprogramación. Si señor, tendremos mucho cuidado para que no vuelva a suceder. –

Traté de hablar de nuevo, decirles que se habían equivocado de persona, pero no pude, no logré emitir ningún sonido, mucho menos palabras.

Una de las personas se me acercó. Era un tipo de bata blanca, mucho más alto que yo. Lo vi con mis ojos de miedo intentando pedirle ayuda. El solo sonrió mientras me ponía un protector bucal y un par de electrodos en la sien. Le dijo a su compañero que esta vez no cometerían errores. La causa y la organización no lo permitirían. No los perdonarían.

Sentí choques eléctricos en mi cabeza que me hicieron estremecer, en mi cabeza se iba repitiendo “it´s our foult, when it all, get everyone´s live, but are we really to blame”. Voy perdiendo el sentido, me voy dejando ir entre los choques eléctricos y el dolor.

Alcanzo a leer el encabezado de un periódico que esta tirado estratégicamente frente a mí. Dice: “Muerte en el bar: supuesto supremacista blanco acribilla a 15 personas en un bar mientras hace el saludo nazi. Logra escapar antes de que llegue la policía”

Despair, hangover, ecstasy se convierte en un sonido dentro de mí que significa más que una canción. Se queda grabado en mi subconsciente, esperando…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *