*Pillo

Dormir es tan vital e importante como defecar, comer o tener sexo. Si no dormimos podemos morir (en vida), a mí me da cefalea, me siento aturdido el resto del día, bostezo y bostezo, se alteran mis fases de sueño, estoy de malas y no rindo bien. Por eso acá el chisme sobre pastillas para dormir que espero te sirva si sufres de insomnio crónico.

Cada organismo es diferente y reacciona de manera distinta a cada chocho (pastilla), muchas veces los laboratorios ocultan información significativa o no se publican todos los efectos secundarios de cada medicina que sacan. Mi caso es el siguiente: desde niño me diagnosticaron hiperactividad, tengo la hipótesis de ser herencia de mi rama materna, porque mi mamá es como un pedito, no para, anda de aquí para allá, y me heredó estas migrañas, sus orígenes familiares están en Aguascalientes y Jalisco. El doctor le dijo que me suministrara una medicina que se llamaba Qual, posee paracetamol y diazepam entre sus ingredientes, pero ella se negó porque yo estaba bien fetito. Mandarme a la alberca (sí fue albur, clases de natación pues) fue una válvula de escape, llegaba agotado a dormir, y ahora que estoy más grandecito me ahogo en otras aguas.

En cambio, mi lado paterno proviene de Veracruz, donde las hamacas y el calor hacen lo suyo (dice Paul Lafargue en El derecho a la pereza que la gente de los países industriosos pusieron a trabajar a la gente holgada del trópico con la instalación de sus fábricas y maquilas), mi papá toma siesta en la tarde y se levanta tarde en las mañanas, envidio a veces ese metabolismo relajado en lugar de este corazón acelerado de taquicardias inesperadas. Qué rico es dormir carajo.

Lo primero que probé fue diazepam en solución inyectable. Ya conté en Anécdotas de viajes que la primera vez que me enamoré y que me rompieron el corazón no podía dormir. Le robé las ampolletas a mi mamá y me inyectaba 5 ml hasta aumentar la dosis a 10 ml, con las cuales dormía 10 horas continuas: una joya en esos momentos. El problema es que esta droga medianamente legal (necesitas receta para comprarla) crea tolerancia en el cuerpo, es decir, requieres mayor dosis para que haga el mismo efecto, y otra cosa, con un consumo constante ya no puedes dejarla, sin ella no podrás dormir: la cosa se vuelve un infierno. Se liberó la patente de los laboratorios Roche y ya no sólo se vende como Valium, ya hay genéricos sabrosos y ricos, uno de ello es Ifafonal.

Luego le metí al clonazepam, hay en gotas y en pastillas (el diazepam también está disponible en pastas). Este lo tomaba mi ex suegra, la mamá de la mamá de mi hijo, le rogué varias veces hasta que me dio una entera. Después tuve que conseguirlas por mi parte. No me gustó cómo me mandaban a dormir, tenía pesadillas (me las dio mi suegra jaja, broma, broma). Tenía sueños que difícilmente podía distinguir de la realidad, dormía pero despertaba de malas. Y cuando tenía que ir a trabajar al día siguiente y tener actividad ardua me daban náuseas y dolor de cabeza. Una vez me tuve que bajar del transporte público porque casi me vomito en la gente. El clona es de lo más vendido, creo, lo he visto más disponible, hasta mis alumnos de prepa se metían esa madre como droga lúdica, su forma más comercial fue por muchas años Rivotril.

Después conocí a una amiga que estudió medicina y tenía acceso a más medicamentos. Ella me dio dos cajas de Hidroxin, su ingrediente es la hidroxizina, lo mejor que he probado, nada agresivas. Me mandaban a dormir chido, y al despertar no estaba estupidizado como con el diazepam y el clona, que son de la familia de las benzodiacepinas, y se abusas empiezas a parecer tarado, casi casi babeando en las mañanas, o andas como zombi, medio adormilado el resto del día. Mi amiga me dijo que fuera a la Clínica del Sueño de la UNAM, cuando se me acabaron los chochos de Hidroxin ya estábamos en plena pandemia de covid-19 y valió queso esa misión. Ni siquiera he ido a la farmacia (el gran dealer y traficante legal más grande) a ver si la venden sin receta.

Durante la pandemia, una ex alumna me contactó con sus amigos dilers, chavitos bien mecos y otros ya no tanto que se dedican y ganan dinero vendiendo drogas, en realidad son intermediarios. Les mandé un whatsapp y ya tenían el menú acá bien coqueto, el diseño bien hecho, llamativo y claro, sustancias y precios. Les compré un frasco de Farmapram en 700 morlacos (su venta requiere receta médica), su ingrediente activo es el alprazolam. Están ricas, las pastillas ya tienen las divisiones hechas para que te dosifiques, un cuarto, media o en terapia intensiva.

En corto me mandaban a la lona, pero me di cuenta que a la larga afectan a la memoria de corto plazo, sufría mareos leves y de vez en cuando me daban visión borrosa. Con eso de la pandemia dediqué más tiempo a las pantallas, aumentando mi debilidad visual. La cuarentena de la pandemia también disparó mis ingestas de alcohol, de por sí ya alarmantes, y aquí un consejo propio de la política de reducción de riesgos: todas estas sustancias de la familia de las benzodiacepinas atacan el sistema nervioso central, así que mezclarlas con alcohol es peligroso (si es que no deseas morir todavía), de modo que pueden provocar paros cardiorrespiratorios, por eso son considerados como depresivos. A pesar de que controlé el consumo de Farmapram se me acabaron.

Como ya se han de haber dado cuenta, la melatonina, que se vende como auxiliar en el insomnio ocasional bajo varias marcas, una de ellas Revenox en tiendas naturistas, no me hace nada. Pero puede ser de ayuda en otras organismos. Noches muy contadas me hizo dormir, pero no de largo, me tomaba una pastillita una hora antes de dormir mezclándola con un té calientito de “Té para dormir” que puedes comprar en cajitas en cualquier súper mercado. Mi hermana menor que heredó este metabolismo hiperactivo y además sufre de ansiedad, ha probado de todo, Dalay, Jounkins, Valeriana (te friega los riñones), gotitas de CBD, etcétera, llegó un día y me dijo que uno de sus amigos se metía pregabalina para dormir, y que no requería receta médica.

Fui a la farmacia a comprar mi caja de pregabalina de 150 mg la cápsula. Tarda en hacer efecto, de hecho demora mucho para mi impaciente necesidad de desconectarme de la vigilia. Me despierto aturdido y con la boca seca, está feo eso. Este medicamento me mantiene apendejado, el resto del día ando cansado, duermo tendido y tengo sueño constantemente, si me acuesto un ratito duermo entre 10 y 20 minutos, pero despierto desorientado. Desafortunadamente descubrí que redujo mi libido, si antes cumplía con tres hasta cuatro rounds con mi pareja, con la pregabalina se redujeron a dos y la última vez presenciamos un miembro flácido, caigo, horrible. Pastas descartadas (a menos que no tengas que cumplir), por eso decía al principio de este texto que dormir es de capital importancia como tener sexo.

Los problemas de derrame cerebral que podría padecer por parte de mi mamá, me parece que están asociados a estos síntomas, dolor de cabeza asociado a la debilidad visual, migraña (si hace mucho sol, mucha luz, salgo a la calle sin lentes oscuros y sin gorra, olvídalo, sape seguro), insomnio, metabolismo acelerado, que puedo acrecentar con el consumo de este tipo de medicamentos (peor mezclados con alcohol). Por eso los demás consejos son hacer ejercicio extenuante el resto del día, cansarme, hacer meditación, relajación, ejercicios de respiración me hacen mucho bien. Emborracharse resulta ser una opción para pensarse, por causa de la cruda y no recomendable cuando tengo que trabajar al día siguiente.

El problema con mi organismo es que si hago ejercicio, activo mi condición, mi corazón late más y al llegar la noche me cuesta trabajo dormir, sale contraproducente a veces. Fumar mariguana puede ser óptimo para muchas personas que los manda a dormir, y es natural, pero a mí me vuela la cabeza y me pongo a pensar miles de cosas a tal punto que me levanto en la noche para ver cómo puedo llevarlas a cabo, debido a ello he recurrido a las pastillas para dormir. Vivir en la ciudad, más aún con esta dinámica de encierro por pandemia, provoca ansiedad, estrés e insomnio: culpemos al progreso urbano e industrial.

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