Siempre atentos a la contingencia, lo nuevo de los ingleses vuelve a atacar la falta de humanidad que reina en estos tiempos complejos. Toda esta insana actualidad fue uno de los temas centrales de esta exclusiva conversación con Mark “Barney” Greenway, vocalista de los emblemas del grindcore.

En septiembre llegó “Throes of Joy in the Jaws of Defeatism”, el nuevo larga duración de Napalm Death. Fieles a su estilo, la brutalidad va desde su título, su arte de portada y, por supuesto, su música. Más allá de su característico sonido y contenido en sus letras, tampoco falta el grado de experimentación a la que la banda no es estrictamente reacia. «Diría que este álbum va un par de pasos más adelante. Napalm siempre ha sido experimental, vamos cada vez más allá. No diría que es drásticamente diferente, hay algunas canciones como ‘Amoral’ en los últimos tres, cuatro o cinco álbumes, así que no es un cambio drástico para mí», comenta Mark “Barney” Greenway, con más de 30 años en su puesto como vocalista.

«Napalm se ha hecho más grande a través del tiempo y la manera en que hacemos las cosas va en que no nos construimos para encajar dentro de lo comercial o algo así. No. Somos Napalm Death, hacemos lo que queremos hacer», cuenta enfático.

El mismo título “Throes of Joy in the Jaws of Defeatism” hace referencia a muchas cosas que están sucediendo hoy en todo el mundo. ¿Qué podrías contarme de su significado?

Primero que todo, es lo que llamaríamos un oxímoron. Obviamente hay negatividad dentro de esa misma frase, pero hay dos niveles dentro de ella. Está el nivel visual del oxímoron, que se refiere a que si te imaginas atrapado en una trampa de acero, normalmente lucharías por escapar y sería una experiencia muy negativa, pero yo digo “tengo que estar positivo ante esto, no puedes encerrarme con esta trampa”. Eso es lo primero, pero en el otro nivel está el significado del título del álbum en sí, cosa que puede notarse con el arte de portada, que es sobre el crecimiento de la deshumanización de la gente, que ha llegado hasta al nivel gubernamental. Diría que se refiere a “el otro”, a cómo la gente puede considerar diferente al resto de la población, siendo que yo no los veo diferentes. Por ejemplo, hay personas que han tenido que escapar en muy malas circunstancias de otros países, como refugiados o migrantes.  Pero también puede aplicarse a personas que están dentro de la población indígena, o la comunidad LGTBQ+, que en varios países de Europa son deshumanizadas y muy discriminadas por su sexualidad.

Quise básicamente llamar la atención sobre eso, hacer entender que los gobiernos están actuando en contra de los ejemplos de la gente que te mencioné, e incluso más. Esto no está bien, porque si bien siempre ha sido así, cuando la deshumanización y discriminación llegan a un nivel gubernamental, las cosas pueden ponerse muy feas, porque la gente en estos países puede reaccionar de varias formas, incluso con violencia, y eso puede llevar a asesinatos, y eso obviamente no es algo bueno. Cuando digo esto, me pueden decir: “no, no llegará tan lejos”, pero tienes que recordar la historia, como lo que pasó en Europa en los años 30 con Hitler, Franco y Mussolini, que hicieron que sectores de su población odiaran a otros. En Sudamérica pasó lo mismo, en Chile con Pinochet fue lo mismo. Esto no es una buena situación, sentí que era apropiado llamar la atención sobre ello, pero también es la idea que Napalm Death sea la antítesis de todo eso, que podamos pararnos y decir “estás hablando de los mismos seres humanos, esto no es una mierda aceptable”. Ese es el principal motor del álbum.

La postura política de Napalm Death los ha llevado a ser etiquetados como una banda derechamente activista, adjetivo refutado por parte de Greenway para definir a la banda con una sola palabra: humanitaria. Ese es el principal enfoque de su discurso, una manera de buscar ese cambio que tanta falta hace en estos tiempos. Toda esa brutalidad sónica no es al azar. «Creo que la raza humana es insostenible si seguimos segregándonos y no entendemos el fundamento básico de que todos somos iguales. Quizás tengamos otro color de piel, quizás tengamos nuestro origen en diferentes partes del mundo, pero al final todos somos iguales. Y ni siquiera importa de dónde vengamos, si deshumanizas a las personas, estás contribuyendo a la insostenibilidad de la raza humana, es así de simple. Y por supuesto, tiene el potencial de ser algo desastroso, dadas algunas cosas con que se pueden hacer comparaciones, que pasaron durante los años 30 y 40. Se podría poner más malo que la mierda para personas que son sujetos de este tipo de abusos», sostiene férreamente Barney.

Se dice que la historia tiende a repetirse y hoy los gobiernos no parecen estar aprendiendo de errores pasados. ¿Qué crees que hace falta para lograr un verdadero cambio a nivel mundial?

Si no aprendemos la lección, ¿a dónde iremos? A veces no entiendo a parte de la raza humana que no tiene una comprensión retrospectiva para poder ver el significado de todo esto, lo cual me confunde mucho. Siendo honesto, si tuviera la respuesta mágica, te la daría, se la daría a todos, y todos podríamos avanzar en paz y dignidad, pero no la tengo. Solo veo lo que necesita cambiar. El problema, y esto aplica para Chile y otros países también, es que hay cierto porcentaje de la población que no tiene acceso a lo fundamental para sobrevivir. No tienen un acceso automático a la salud, a tres comidas al día o muchas otras cosas. Eso no está bien. Sobre la comida, de hecho hay suficiente en el mundo como para alimentar a todos, pero está retenida por quienes tienen el poder para tenerla y capitalizar con ella. Si quisiéramos, podríamos liberar toda la comida y alimentar a todo el mundo. Esto no es novedad, viene desde hace mucho, desde distintos puntos, pero hay suficiente comida para todos, así que hagamos esta mierda. Sería solo un paso para que el mundo fuera un lugar más pacífico, con mejores oportunidades de vida. Y no me refiero a avanzar, hablo de oportunidades de vida básicas. Esto es algo que se tiene que tratar, no solo observar.

Napalm Death es una banda frontal, que no se guarda nada a la hora de expresar su pensamiento de una manera directa. ¿Han sido discriminados o atacados por ello?

Sí, definitivamente ha pasado en algunas ocasiones. No se trata de tener miedo de no decir las cosas, pero como ser humano, dices las cosas que tienes que decir. Expresarse es parte de la condición humana, tienes que expresarte, no hay que tener miedo a decir las cosas, aunque entiendo tu punto. Pero sí, nos hemos visto atacados. Una vez ocurrió en Estados Unidos a principios de los noventa. Hubo un incidente que tuvo que ver con el movimiento White Power, entonces era casi una tendencia ser nacionalista, si lo ponemos así. Esta gente a la que le habían lavado el cerebro, iba a conciertos a causar problemas, en un principio solamente entre el público, porque ese es un blanco más fácil, porque son unos abusadores, eso los define perfectamente. Pero después eso se volvió hacia nosotros y tuvimos que defendernos. No quiero pelear con la gente, creo que la perpetuación de la violencia es un círculo y no te lleva a ninguna parte, pero a veces para evitar que te lastimen tienes que defenderte. Hubo algunas ocasiones así y otras más durante mediados de los noventa, en ese entonces se daba más, pero ahora no tanto.

«Escuché sobre las protestas y vi gente en las calles. ¿Y sabes? Esas calles son muy familiares para mí porque pasé mucho tiempo en Chile». Eso es lo primero que Barney nos cuenta al ser consultado por la revuelta que se vive desde el 18 de octubre. «Una exnovia de varios años es chilena, es abogada de Derechos Humanos del pueblo mapuche, así que reconocí las calles. Al principio, creo que fue algo que tenía que ver con el transporte y luego, desde ahí, fue escalando a otros aspectos. He escuchado de lo que pasa allá, creo que si la gente en las calles no tiene acceso a lo básico para vivir, como te decía, van a levantarse y decir “basta, esto tiene que cambiar”».

La relación de Barney con Chile no se reduce solamente a aquello, o al buen recibimiento que han tenido en sus múltiples visitas. Importante también es la admiración que siente hacia Víctor Jara, a quien ha hecho referencia en el pasado al recordar el recinto en donde Napalm Death debutó en tierras locales. «No tengo muchos héroes en mi vida. Nunca he creído en eso de poner personas en un pedestal, elevarlas a un estatus heroico y todo eso. Sí, hay personas que han hecho cosas geniales, pero todos somos iguales, si elevas mucho ya empieza a ser algo elitista. Sin embargo, Víctor Jara es lo más cercano a un héroe que podría tener. Creo que sus ganas de expresar sus ideas pacíficamente y con música muy hermosa fueron un ejemplo de un correcto ser humano», afirma.

«Para mí, fue un ejemplo de humanidad, tengo una gran admiración hacia él. He investigado, he visto varios documentales a través de varios canales y medios independientes también, y la manera en que murió fue despreciable, un claro ejemplo de la fría dictadura. Es divertido pensar que tocamos en ese lugar, allá por 1997. En ese entonces todavía no se llamaba Estadio Víctor Jara, era el Estadio Chile o algo así. Fue muy importante para mí, no dije nada sobre eso en su momento, en ese entonces no quería parecer alguien de afuera queriendo caer bien ni nada parecido, pero de verdad significó mucho para mí. Ese día medité en silencio sobre lo que estábamos haciendo».

En todo el mundo ha habido protestas desde hace ya varios meses. Tienes ejemplos de Chile o de Estados Unidos, con lo relacionado al movimiento Black Lives Matter. ¿Qué opinas de estos movimientos que han proliferado en estos últimos tiempos?

Es algo absolutamente necesario, porque si no están ahí, las cosas no suceden. Los que tienen el verdadero poder están siempre contentos, no todos quizás, pero hay un porcentaje de los que tienen el poder y los recursos que quieren que las cosas sigan igual, porque así no hay ninguna amenaza hacia lo que ellos quieren mantener. Estos procesos son extremadamente necesarios, porque, en el caso del movimiento Black Lives Matter, puedo hablar desde la historia europea, de cómo Europa y también América se llevaron muchos esclavos desde el continente africano y su dignidad e igualdad fueron despojadas cuando fueron puestos a trabajar en las plantaciones en varias áreas de servicio y nunca se les devolvieron sus derechos. Hay un tratamiento hacia personas no blancas en varios países que no es el mismo hacia la población blanca. Yo mismo soy un europeo blanco, pero no quiero vivir en un mundo en donde se me designan más derechos que a otra persona solo por tener un determinado color de piel. Soy un ser humano, no veo que eso sea algo humano, de ninguna manera.

Luciano González

Tomada de: https://www.rockaxis.com/metal/entrevista/30433/napalm-death–en-las-fauces-del-derrotismo/

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