Jorge Tadeo

En el 2020 Buzz Osborne bajo su alter ego King Buzzo y con la colaboración de Trevor Dunn (Mr. Bungle, Tomahawk, Melvins, Fantomas y un largo etcétera) publicaron un estupendo disco titulado Gift of Sacrifce. Un disco extraño, desconcertante, raro que casi pasa desapercibido entre tantas buenas producciones que dio como resultado el primer año pandémico de este nuevo siglo.

Todo indica que Buzzo se quedo con algunas ideas en su enmarañado cabello para lo que invito a la alineación original de los Melvins para meterse a grabar trece canciones al más puro y clásico estilo de los originarios de Washington.

El disco abre con una versión de I get Around de los Beach Boys rebautizada como I Fuck Around donde el Sludge es el ingrediente principal. Sospecho que no sería muy bien recibida por los fans de la banda californiana de surf. Con Negative No, No y ese proto grunge denso, pesado, asfixiante de los riffs de Buzzo, nos recuerdan que antes de Nirvana, Soundgarden, ellos ya estaban haciendo música, creando un sonido que se convertiría en el sonido de toda una generación.

Si alguien sabe mezclar sus gustos e influencias, experimentar más allá de lo permitido por los cánones del rock es este trio que sin problemas pasa del Thrash clásico con Bouncing Rick al Stoner mas crudo y salvaje en Caddy Daddy o una extraño Metal Industrial en Bob Mike, también encontramos ese metal alternativo al estilo de los Soundgarden en Hot Fish densa, pesada, se siente como arrastrada entre escombros.

Y si hablamos de los Melvins, las letras no pueden quedar fuera. Su lirica irónica, mordaz, llena de humor malsano están muy presentes en este disco. Fuck You es un rock tirando a lo glitter, lleno de sorna, o la introducción tan rara y divertida a Brain, the Horse fase goon, que pasa a ser un rock agresivo a la par de irónico, como solo ellos puedan hacerlo. Aquí es bueno abrir una pausa, la producción es inmejorable, suenan como una espera que lo hagan. Frescos a la vez que duros y agresivos. Ipecac Recording, este sello fundado por el genio llamado Mike Patton ha hecho un gran trabajo.

En un poco más de media hora, los Melvins hace un regreso a su sonido mas “convencional” por llamarlo de alguna forma para definir a quienes están acostumbrados al sonido más experimental de la banda (como el disco antecesor de este, donde hacen un homenaje al disco Locus Abortion Technician de los Butthole Surfer). Working with God es menos complejo pero eso no lo hace convencional, contradicciones bienvenidas. La rareza se mantiene, la frikez es parte de todo lo que hacen, y esta se presenta en toda la media hora, aunque esta se da más en Goodnight Sweet Heart una canción de cuna para dormir monstros. Cantada a capela es una canción enferma, tenebrosa, oscura. Un clásico del trio.

La ironía del titulo del disco es parte del encanto de tener a la alineación clásica de la banda que grabo en 1983 el primero de veinticuatro discos. Dale Crover regresa al bajo dejando su rol de baterista para que Mike Dillar quien solo sale de su retiro musical cuando el Rey Buzzo se lo pide haciendo lo propio con baquetas en mano.

Working with God es un clásico, no defrauda en ningún momento y nos recuerda que el arte también puede ser sencillo, simple, sin pretensiones y que la originalidad radica en la honestidad de quien lo crea, algo que Buzz lo entiende a la perfección. Este disco es una prueba de ello.

Desde la rebelión contra Elisyum

Marzo 2021

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