Nací en un pueblo cerca de la Heroica ciudad de Puebla, alejado de la civilización, mi padre medio alcohólico, dependiente del apoyo económico que le da este gobierno cada mes, nunca sentí en mi infancia un abrazo de él de apoyo como padre, tenía hermanos más grandes de edad, por lo que me toco ser el patito feo, solo quedé a expensas de las faldas de mi mama.
Cubierto con su falda de crinolina, me pagaron los estudios a mi para lograr realizar la universidad, la termine, al final como en mi querido país, termine vendiendo atrás de un mostrador trabajando en algo diferente a la carrera.
Mi padre en las comidas, siempre me molestaba con indirectas:
—Necesitaba conseguir una hembra para montártela y tener un chilpayate con ella.
Solo veía a mi madre como veía estas reacciones del señor que escogió como marido, que le gustaba acompañar su estúpida plática con un mezcal de Oaxaca. Lo traían del tradicional viaje anual que se realiza a la Virgen de Juquila.
Una tarde que veía como mi vieja fregaba el piso de la cocina, me dijo que cuando buscara a una mujer para embarazarla, me fijara fuera pendeja, fácil de manejar y que me fijara en que tuviera dinero para que le pudiera sacar algo y pusiera ya un negocio propio, así ella pudiera trabajarlo también, sería algo familiar, como se acostumbra a hacerse por estos pueblos.
El domingo nos fuimos a misa, solo ella y yo, me llevo a ver al señor cura, escuche cuando le dijo:
—Padre puede echarle agua bendita a mi retoño, necesito que ya se vuelva un hombre y padre de familia.
Cuando zaz, que me cae un balde de agua bendita, así no habría algún error con la petición al Señor, el destino me tendrá que ayudar.
Medio mojado, al regresar a la casa, llegó una de las vecinas para invitarme a ser chambelán de su hijita primogénita, yo no quería, pero mi madre metió la cuchara, y le dijo:
—Gracias por invitar a mi hijito, claro que si ese día estará con tu hijita bailando.
Lo que nunca supo esta chava, era que yo no iba con mis mejores intenciones, iba como una pantera negra al asecho para saber cuánta tierra tenía su familia por estos cerros.
Fui a la estúpida fiesta de quince años, me tuve que aguantar bailar el vals con ella, aparte comer de ese terrible pastel de caja, no me agrado nada, de repente veía como la chavita se creía mucho y gesticulaba su cara de todo, además no estaba bien peinada. Pero no sé qué paso, llegue a ver que tenía una tarjeta de creído color oro que brillaba como un diamante perfecto, estudiaba en una buena universidad en la ciudad, alguien de los chismosos del pueblo, me comento que si sabía que vehículo traía esta chava.
—No sé, no sé nada de vehículos, con trabajos tengo mi bicicleta lechera.
—Esta vieja trae uno francés de marca Smart con detalles color rosa.
Quede en lo mismo, con cara de pendejo, no sabía cuál era un vehículo de marca Smart, mi familia solio tenía una troca.
Al otro día, en la mañana, me tuve que aventar crudo el nuevo discurso de mi madrecita.
—Ya me enteré de que te conviene esta chica, vela a ver y cortéjala, por ahí le sacas que invierta en mi negocio de Yerba life y de un diezmo para el señor cura, para que nos siga bendiciendo en vida.
Me vestí con mi misma ropa que acostumbro a utilizar, y fui caminando a casa de esta chava, le cayó en gracia que llegara, como dijo mi mama, le caí en su casa y ya no me separe de ella, comíamos y cenábamos juntos.
Nunca entendí por qué esta chava que conocía otros países, que tenía compañeros de diferente estilo social en su universidad, se fijó en un simple tipejo como yo. Imagino fue esa agua bendita.
Me empezó a hacer caso, empezó a invertir su dinero en mí, me llevaba a comer, en pocas palabras me saco del hoyo en el que vivía. Sabía yo que la traiga cortita, comía de mi mano.
Mi padre todos los días escuchaba su mismo discurso, decía a gritos que buscara una hembra que lo hiciera abuelo de nuevo.
No me quedo más que embarazar a la chavita de la fiesta de los 15 años, lo que al final de su vida le ocasione problemas, los que a mí me valieron madre.
Hubo problemas con su familia, no me aceptaron por desgraciarle su juventud, trunco la universidad, yo nunca me integre a su familia, por mi inferioridad no la dejaba salir con sus amistades, se hacía lo que querían mis berrinches.
Desgraciadamente después de un tiempo, lo que sube tiene que bajar, me bajaron mis humos, ella tuvo un día el valor para enviarme a la fregada, por todo lo que le fui: infiel, desgraciado, y tacaño.
Recuerdo ese momento, una triste noche con una temperatura baja, estaba afuera sentado en la banqueta de la casa de mi nueva ex, con mis cositas personales en bolsas negras de basura, hasta me vi muy cañada olvidando dejar las llaves de la casa que de buena fe me habían prestado.
Llegaron mis padres en un camión de mudanza, al ver a mi madre corrí para abrazarla fuertemente, para sentir que me levantara el ánimo, llore en sus hombros como si fuera una mujer desgraciada, se terminó el plan planeado y quede sin apoyo económico de esta pendeja.
No aguante la letanía de mi padre toda la noche, me regaño por ser un pendejo.
Llego el domingo, nos fuimos todos juntos como familia unida a escuchar la santa misa, desgraciadamente me tuve que confesar con el sacerdote, le dije mis pecados como a mí me convenian, como siempre me dejo rezar 5 padres nuestros y también dejar dinero en la canasta de la limosna.
La ves que volví a ver a mi ex, fue para ir a los juzgados a pelearnos, no me queda otra que ver a mi hijo que tiene una cara de chequera en blanco, espero en el futuro me dé algo de dinero para poder poner mi negocio familiar, ya no aguanto ser un empleado de quinta atrás de un mostrador.
No me queda más que hacerles la vida imposible a mi ex y a mi retoño, mientras ya encontré a otra pendeja en este camino de la vida, con la que ahora salgo a divertirme, y llevo a mi casa, pero mi madre todavía no le ve la cara de una mujer digna para su hijito, porque no tiene dinero y mi padre entre sus mezcales espera que esta nueva chava pueda ser una buena hembra para tener críos.
Semblanza Carlos Abraham
Desde chico me identificó con la arquitectura, mostrando una fuerte convicción por estudiarla, finalizada la licenciatura, estudie el Diplomado de Fotografía en el CIF, me inicie con exposiciones colectivas, continuando con las individuales, participó en eventos en 2017 como Foto Septiembre en México y 3era Bienal de CMUCH, Catalogo Arte APERO Abril 2021, revista Spotlight #24 #26, Revista Albores Caipell No.3. Mención Honorifica en ArtRoom Gallery online “Botanicals” y “Nature” y “Painting&Photography” y Merit Award “Animals”, Spectrum Brooklyn, New York art fair con excelencia artistica en 2021, “Black&White” en 2022. Unos de mis logros más representativos ha sido exhibir en el Museo Universitario de Chopo en la Ciudad de México en 2005, donde participe con fotografías en cianotipia, también participe en el Instituto Cultural Arte AC, de la ciudad de Monterrey, y varias Galerías y Museo de mi ciudad y de México así como en Buenos Aires.
Mis fotografías se encuentran en colección permanente del Museo de la Ciudad de Santiago de Querétaro, en el Instituto Cultural Arte AC de la Ciudad de Monterrey, en el CIF de la Ciudad de Puebla, y en la Fototeca Nacional del INAH de la Ciudad de Pachuca.
Estudie talleres en Houston Center for Photography de Texas, y The International Center of Photography de New York en Estados Unidos.
Estudios adicionales impartidos por: Jan Rattia, Laura Burlton, Julio Galindo, Susan Kleckner, Lilia Martinez, Flor de Maria Rico, Enrique TorresAgaton, Loreto Morales Palacios, Lourdes Almeida, e Isabel Castro.
Actualmente continúo dedicandome a la fotografía, donde tengo publicaciones en la revista Mimeógrafo, Revista Sinfín, Revista Albores Caipell y Agenda Oculta, textos que acompañan mis fotografías.