*Arnoldo VIdal

Riff 5: Lourdes

Bajo mis pies está el camino

por donde marchan,

a romper las cadenas,

hombres que elevan el puño

como una espada de fuego.

Sobre sus hombros

soportan

el peso amargo de estos días

Entre ellos marcho,

entre estos hombres me he perdido

Edgardo Tello

Mis ojos quedaron impregnados por ese rostro duro, de ojos pequeños y cejas fruncidas que me persiguieron por años. Más la primera vez que la vi, un primero de mayo de 1993 fue vital. Su cuerpo pequeño, sus ropas sencillas, sosteniendo una gruesa vara de árbol como espada para combatir contra esos granaderos que enfilaban frente al contingente y para enmarcar el cuadro con su figura de mujer guerrera, las piedras y los gases alrededor, en medio de la batalla proletaria.

Lourdes era una mujer de sangre mixteca de la región poblana. Bajita, de cabellos lacios y largos, llenita de cuerpo, de una edad entre 40 a 50 años en ese momento. Llegó a la ciudad desde joven y en esta moustrosidad urbana se casó. Crió a 5 hij@s y dos sobrin@s con algo más que abundante sudor. Trabajaba de limpieza en empresas que gustan emplear lo más bajo de nuestra clase y pagar lo más bajo de los salarios que el neoliberalismo daba.

La falta de vivienda hizo que muchas familias, en medio de la precariedad se organizaran en los años 80’s bajo diferentes siglas que componían lo que se dio en llamar Movimiento Urbano Popular (MUP) :Uprez, FPFV, UNIOS, MPI, y un largo etcétera, organizados sobre todo por militantes de izquierda salidos de las luchas estudiantiles del 68 al 86. Muchos de ellos sucumbieron ante la opción electorera que ganaría el poder años después y se convertirían en un nido de corrupción. Pero otros no.

Entre estos últimos había una organización llamada Consejo Popular Independiente (CPI) que protagonizó las tomas de predios de los agrestes pedregales de las faldas del volcán Ajusco, al sur de la megalópolis. Y bajo intensos combates y desalojos por parte de granaderos lograron fundar varias de las colonias de la fría zona. Una de esas colonias es la 2 de Octubre donde viven Lourdes y su familia, impulsores del CPI.

Marcos “el che”, biólogo, participante del movimiento estudiantil del 68, exguerrillero y ex preso político, marxista autogestionario, un hombre de un metro ochenta y gran barba a lo Marx era también uno de los impulsores de la organización.

El CPI tenía fama en la zona y en las instancias del gobierno de tener a la gente más aguerrida, con varios predios okupados, uno de ellos acondicionado para una cooperativa de abasto popular y centro de reuniones en la colonia Chichicaspa.

No eran el único proyecto en la zona, coexistian con otras organizaciones y proyectos cooperativos de trascendencia, rastros de batallas por la autonomía. Quizá la del Frente Auténtico del Trabajo (FAT) era la más importante y con quienes el CPI tenían relaciones e intercambio. Los punks con el tiempo llegarían a colaborar con ellos. Tod@s ellas eran la vanguardia de esos años de la lucha que en ese entonces se nombraba proletaria, y como tal se identificaban.

Los desfiles del 1o de Mayo no han cambiado mucho a lo que eran a principios de los 90’s, pero sin duda eran aún más corporativos: una marcha de afiliados a la Confederación de trabajadores de México (CTM) bajo el liderazgo de un dinosaurio humano que apenas podía moverse y hablar, llamado Fidel Velazquez. Un evento que elogiaba al presidente priista en turno, el cual se asomaba al balcón de Palacio Nacional para oirles manifestar su “agradecimiento”,  mientras los sindicatos solapan la sobreexplotacion de las empresas hacia estos. Un show mediático y de tradición de décadas de gobiernos priistas.

En los alrededores cientos de policías conteniendo a los sindicatos disidentes que trataban de acceder al Zócalo para manifestar su descontento. La marcha de los grupos ” independientes”, los radicales en posturas políticas, habían convocado a salir ese 1o de mayo de 1993, de la calle de Balderas y la esquina de Fray Servando. Encabezados por el Movimiento Proletario Independiente (MPI) y su principal sindicato, el Sutaur100, los contingentes llegaron en masa. Los Brigada Subversiva (BS) llegaron también, a pesar de ser anarquistas, muy diferentes a las posturas marxistas stalinistas de los “independientes”. Una madrugada antes habíamos tenido la experiencia de ir a pegar carteles a la zona industrial de Vallejo donde la policía nos incautó los panfletos. Aún así, nuestro ánimo estaba en alto y decidimos salir a la marcha y ver lo que ocurría. Los últimos carteles y un bonche de fanzines de la BS los metimos a las mochilas para repartir en la protesta.

En la fila de contingentes ya había uno de corte anarquista, organizado por la Federación Amor y Rabia (FAR), compuesto por algunos estudiantes y punks de la okupa de la zona de Jalapa, al poniente de la ciudad monstruo, conocida como El Depso. La FAR era una organización venida del gringo que intentó hacer una sucursal en la Ciudad de México. Se decían anarquistas “revolucionarios” (sic) y su posición era totalmente vanguardista, tachando a los que no se unieran a ellos como “reformistas”. Traían un periódico bilingue (inglés-español) de noticias y comentarios del mismo nombre que la organización. En un principio, cuando llegaron a México, un año antes, los colectivos libertarios cooperamos con ellos, pero por sus actitudes impositivas y sus descalificaciones todos los grupos nos apartamos. Solo el Depso aún llegaba a sus llamados, pero no durarían mucho. El contingente de la FAR había sido relegado hasta el último sitio de la marcha independiente.

Eran las 9 de la mañana y los contingentes salieron de la entrada de la estación del metro Balderas por la calle Fray Servando. A dos cuadras se encontraban tapando todo lo ancho de la avenida la policía montada y una muralla de granaderos. Los BS nos fuimos hasta la delantera de la manifestación donde algunos trabajadores del Sutaur empujaban los escudos de los uniformados sin hacer retroceder a estos. Por las bocinas puestas en el techo de un alto camión del sindicato se oía al orador molesto reclamando el paso de los trabajadores ya que el mitin cetemista, ya para ese momento había acabado.

De repente algo pasó y no pudimos darnos cuenta, un petardo sonó y la policía montada cargó contra los trabajadores. Pronto nubes de gas siguieron a las explosiones y entre la neblina tóxica se veía toletes subir y bajar. Trabajadores corriendo y piedras volando por nuestras cabezas. El combate era cuerpo a cuerpo. Vi a ese hombre del CPI, Marcos “el che” repeler a un alto y fornido granadero, recargado en un auto y de una patada hacerlo volar lejos.

En mi absorto por el combate perdí a mis compañeros de la BS, solo vi a Víctor agarrar piedras del suelo para apoyar a los golpeados trabajadores en su huida. Yo lo imite. La carga policial ea intensa y en un momento dado la calle ancha de Fray Servando, de doble sentido y camellón en medio, se me achicó, como si fuese un delgado callejón donde no había donde correr. Vi a lo lejos a la FAR corriendo y de cerca a algunos trabajadores arrastrar a compañeros sangrantes. Nos estaban dando por culo.

Pero algo cambió la situación: de un edificio en construcción en una de las esquinas de la avenida empezaron a caer ladrillos. Caían como lluvia sobre los granaderos y los montados que los hizo correr aterrorizados por los proyectiles. Los ladrillos eran lanzados desde el edificio sin paredes por los albañiles que en día feriado los habían hecho trabajar sus patrones y que viendo la represión decidieron actuar autónomamente en un gesto de solidaridad proletaria. En unos cuantos segundos la policía desapareció detrás de las nubes de gas.

Entre el humo y el polvo se veía caminar a la gente buscando su contingente cuando su imagen apareció: vi a Lourdes empolvada y su pelo enmarañado, agarrando con su mano derecha una vara y la izquierda un puño de rabia. Una imagen grabada en mi mente que me dejó impresionado, quizá porque en nuestras organizaciones no había mujeres, quizá por la emoción de la victoria sangrienta. Pero esa imagen era la significación de lo que sentíamos, de lo que nos animaba, de ese deseo de combate, de ese ardid de cambio social. No era una foto de un fanzine de Alemania, ni un relato lejano de las peleas callejeras contra el Poll Tax en Inglaterra. Era la rebeldía de carne y hueso del ser más insignificante para cualquiera: una mujer indígena. Su imagen quedó conmigo por meses, por años, aquí está aún después de tanto tiempo, y una casualidad unió nuestros caminos tiempo después, para conocer su historia, su vida, su lucha. Admiré a esa mujer y amé a su hija.

¿La marcha? La marcha siguió su camino sin contratiempos y nunca la justicia se vio para los agredidos de ese día, todo lo contrario, el Sutaur 100 sería atacado por el Estado y su lucha es otra historia, que incluye la incorporación de sus líderes en el gobierno, pero para algunos algo estaba cambiando, quizá para el MUP también, un año después empezaría una historia de autonomía urbana dentro de esa perspectiva de vivienda que aún perdura: la Cooperativa Acapatzingo

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