Riff 10 De cómo perdimos al Richard y ganamos a Mariana
- Arnoldo Vidal
¡Haber hijo de la chingada! ¡Párate ahí!
~ De qué se me acusa oficial
~ Una revisión de rutina mugroso
~ ¿Porqué? Si no estamos haciendo nada, no pueden detenernos
~ Vente carnal, no pueden hacernos nada, es ilegal esto~ le dijo Richard a su hermano
Richard se dio la media vuelta y caminó. Joven de tez morena, fuerte y siempre desafiante. Lo recuerdo con sus pelos de explotado (puntas hacia todos lados) en las marchas, su ropa azul marino de obrero, con parches punks, frente a los granaderos. Era junto con la Magos punk de l@s m@s movid@s de la okupa del Depso, en Jalalpa, rumbos de Tacubaya, zona de pobreza extrema y de pandilleros míticos. No era una okupa muy politizada pero servía de vivienda para jóvenes del área.
El policía sacó el arma y volvió a decir: “¡detente pinche mugroso!”
La bala resonó en ese barrio del poniente de la moustruosa ciudad y seguro la noche no dejó dormir a nadie ante aquel vil asesinato traidor. Uno más en las calles, botas ensangrentadas, tierra mojada en el asbesto, ruido de carros alrededor y el olor a injusticia en la ciudad…
Así es como lo refleja mi mente, porque yo no estaba ahí, en ese momento, pero el relato de lo que sucedió me pegó fuerte en la razón por mucho tiempo. Eran meses de represión contra los punks. La policía vigilaba el tianguis del Chopo y agarraba a cualquier chavito punk distraído para golpearlo, amenazarlo y convertirlo en espía de ella contra los colectivos, en especial a la JAR. Habían pasado pocos meses desde la acción de la zona rosa, la conferencia de prensa y la división de la movida, cuando Richard cayó asesinado…
Mariana solía caminar con ese aire de despreocupación y alegría, o al menos así lo parecía, mostrando con sus faldas cortas, morenas piernas, atléticas y largas que le permitían jugar en la posición de “poste” en los juegos de basquetbol con tanta fuerza que solía ganar a rudos hombres en la cancha. Su pelo enchinado y su grande sonrisa le hacían brillar en las calles, en las marchas. Ella no era punk, pero tenía toda la actitud de mujer rebelde que gustaba de romper normas heterosexuales monógamas.
Hija de padre comunista y hermana de hombres troskistas, y aún así violentada desde casa. La conocí en el activismo universitario donde ya era solicitada, por su capacidad organizadora, por líderes estudiantiles, futuros políticos de “izquierda” que tomarían el poder veinte años después. Pero ella era autónoma y lo reafirmó cuando llegó a la JAR y los punks. Llegó en el momento difícil de represión.
Militaba en las juventudes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de filiación troskista. Después de ofrecernos la idea de la conferencia de prensa y hablar con Rosario Ibarra para que nos prestarán el local del partido y ya calmadas las cosas en la calle, nos ofreció también su local para nuestras reuniones. El museo del Chopo ya no era seguro, así que aceptamos la propuesta.
En el PRT se vivía una decadencia tremenda por la división entre electoreros y pro zapatistas. Ya no era el Partido de los 80’s, vanguardia de luchas obreras, feministas y homosexuales, sin embargo conservaba el registro con el que lanzó a la candidatura a Rosario Ibarra. Su manejo jerárquico dentro de él traía un lastre de protagonismo e intelectualismo de izquierda. Varios de los adultos y viejos militantes buscaron cooptarnos en el tiempo que estuvimos ahí, invitándonos a talleres y círculos de estudio, pero nosotr@s teníamos clara nuestra posición y a la larga algun@s de ell@s terminaron volviéndose a posiciones más libertarias e incluso el edificio fue okupado años después por lo que sobrevivió de la JAR: la okupa Maknochina y la Furia de las Calles…
El hermano del Richard acudió a nosotr@s cuando este fue asesinado. Era principios de 1995. Buscaba juntar a los punks para hacer una protesta y encontrar justicia contra los responsables. Él solía juntarse con esa banda punk distroy con la que los colectivos solíamos pelearnos. De hecho había hablado antes con el Morris del grupo Desviados, los Rotos y otros personajes jodidos para nosotr@s, esos que intentaban agandallarnos antes de que nos juntáramos como JAR.
La propuesta de esa banda era que los acompañaramos en una marcha hacia la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) ubicada en la glorieta de insurgentes. Nosotr@s aceptamos siempre y cuando se contactara con medios de comunicación para dar fe por si había represión y para darle eco a la protesta, además de conseguir abogados para dar seguimiento al caso. La marcha se planeó por supuesto en sábado, desde el Chopo. Previendo el peligro de tal acontecimiento invite a Mariana a que nos acompañará. Cuando llegamos a la cita no había ni periodistas ni abogados, sólo un contingente de punks algunos moneando, otros emborrachandose, sin mantas y sin materiales para protegerse de la represión.
Después de consultarnos entre l@s JAR, decidimos encapucharnos e ir con cuidado pues era la primera marcha a la que salíamos después de los acontecimientos en la zona rosa. Estábamos tod@s l@s involucrad@s en el evento de aquella vez, incluyendo a Víctor y Veraxel, a los cuales no se veía desde la persecución (nuestra porque a ell@s nunca l@s buscaron). Pocos de nosotr@s y muchos de esa banda destructiva.
La marcha llegó rápido a la glorieta de insurgentes, y los punks no sabían que hacer. L@s JAR sugerimos hacer una comisión que entrará a dialogar con los jefes policíacos y estos aceptaron. Sin embargo los grupos punk distroy empezaron a tacharnos de protagonistas y de que queríamos tomar su movimiento, y entre gritos e insultos empezaron a reclamar que ¡entrarán todos a la SSP! Por supuesto nosotr@s no queríamos entrar, traíamos a cuestas la persecución. Al ver tal desorganizacion la policía empezó a rodearnos con grupos de granaderos y camiones policiales. El jefe de ellos gritó: !Pues ahora todos van a entrar!
Vi las caras de asustados de tipos que se decían rudos como el Morris y los Rotos cuando la policía nos empezó a empujar con sus escudos. Parecía terminaríamos en la cárcel por culpa de viles punks drogadictos que saldrían de la cárcel a las pocas horas mientras nosotr@s purgariamos condenas por destrozos a MacDonals y tiendas de conveniencia.
Entonces Mariana me tomó de las manos y grito a los demás que se tomarán también y como un acto surrealista hicimos una “víbora de la mar” que aprovecho un hueco entre la policía para salir por ahí e irnos caminando por la avenida insurgentes. La policía a un lado de nosotr@s como escoltandonos. L@s JAR iban al frente y los de adelante fueron subiéndose a las combis que pasaban en esos momentos para escapar. Primero se subieron l@s “perseguid@s” y después l@s demás. Cuando llegamos a la avenida Reforma sólo quedábamos Mariana y yo y un cuerpo de granaderos tras nosotr@s que volteando para todos lados, sin encontrar punks, no sabían que hacer. Finalmente ella y yo tomamos un pesero rumbo al periódico La Jornada donde quedamos de encontrarnos.
La justicia nunca llegó para el Richard, pero algo cambió en la movida punk en general, se percibía que el miedo se acababa, desde entonces los punks distroy nos trataron con respeto (el Morris me empezó a llamar hermano) a la gente de los colectivos, pero sobre todo Mariana se quedó con nosotr@s para hacer grupos de mujeres autónomas, fanzines y periódicos. Es decir, para luchar por la Autonomía, como aún lo hace.