Arnoldo Vidal
Riff 6: JAR
Fue el momento exacto, el contexto adecuado, el inicio. No lo sé, solo que ocurrió un dos de octubre de 1993 y era hermoso ver aquello: quinientos punks saltar, gritar, patear, correr por la calle junt@s, así sin música, iba en nuestras mentes y en nuestras bocas, a capela. Al frente la gran manta negra con nuestro nombre colectivo: la Juventud Antiautoritaria Revolucionaria.
1993 era un año crucial en México, casi un sexenio de capitalismo salvaje llamado neoliberalismo. Encabezado por el pelón presidente más odiado de la historia. Las luchas acumuladas por todo el territorio gritando contra las políticas de un país que, desde las cúpulas del poder se decía, entraría al primer mundo en sólo tres meses.
Los jóvenes en especial sintiendo la marginación y falta de futuro, sin empleo y sin dinero, pero con violencia y represión en las calles. Dentro del movimiento contracultural punk la pelea entre las pandilla y el agandalle de ciertos grupos, como “los Molinos” o los “Rotos”, hacia la demás banda juvenil había creado un ambiente tenso en las tocadas y en el tianguis del Chopo. La droga corría entre los jóvenes, que sin oportunidad creían ver un poco de poder agandallando al desagrupado y pequeño.
Los Rotos, punks de Neza (ciudad Nezahualcóyotl, Edo. De México) y de la vieja generación, del oriente de la ciudad, con ropajes llenos de hoyos y parches nazis en sus chamarras desgarradas, drogadictos y violentos, habían agrupado a gran cantidad de jovencitos que los imitaba. En las tocadas solían meterse al slam expulsando a todo aquel que no fuera de su grupo.
Por otro lado estaban los “colectivos”, una nueva generación de activistas que sin tener una ubicación geográfica (salvo el Colectivo Acción Libertaria, CAL, de Ecatepec) nos reuníamos en el centro del mega monstruo urbano.
Había abandonado al colectivo Cambio Radikal (CCRFP) por sólo dedicarse a lo “cultural” y por sus actitudes de viejos punks sabelotodo frente a las nuevas generaciones. Había abandonado a los Brigada Subversiva (BS) por su arcaica posición anarquista. Había rechazado las posiciones vanguardistas de Amor y Rabia (AyR), discursos incendiarios sin contexto y sobre todo sin solidaridad ni apoyo.
Por ahí se veían nuevos colectivos y gente con nuevos discursos y acciones: un Fanzine llamado Liberación Autónoma (LA) comenzaba a circular planteando una posición diferente, la Autonomía. Punks clásicos de vestimenta de estoperoles, cierres y pelos erizados, a diferencia de nosotros, harcoreros crust de short, mezclilla y rastas, pero sobre todo con una gran diferencia: había mujeres en su colectivo.
También se evoluciona con nuevos grupos musicales: el KKCore se deshace y se convierten en Guerra al Dios Capital, nuevos grupos que combinan la música y el activismo como los Desordenados, Catarsis Liberada, Sociedad Anónima o Lucha Autónoma. Nacía un hito de los grupos anarcopunks latinoamericanos: Desobediencia Civil.
Entre las pandillas punks como los Rotos y los Molino (pandilla del barrio de El Molino, en Naucalpan) y los colectivos había iniciado una confrontación que fue tornándose más violenta. Aquellos argüían la presunción intelectual de los otros y nosotros su falso discurso antisistema. Aquellos tenían grupos musicales como “voceros” entre los que estaban los Desviados y los Sabotaje. Los más visibles de los colectivos éramos agredidos por estos grupos en tocadas o en el Chopo. El Gonzo de Coprofilia, el Cabe de LA y yo mismo emboscados en las calles o amenazados.
Pero no éramos solo nosotros, varios punks de nueva generación eran agredidos por estos grupos para no volver a pisar los lugares comunes de la escena punk. Así que planeamos una estrategia ante una amenaza de violencia contra el Cabe. Los Rotos nos esperaban a las afueras del tianguis del Chopo con todo su grupo. El Cabe empezaba una marcha desde atrás del tianguis con su colectivo. A mitad del Chopo los BS y algunos CCRFP se unieron caminando atrás de los Liberación avanzando a las afueras. Cuando llegamos a las escaleras del Gran edificio de los ferrocarriles (que hoy es la Biblioteca Vasconcelos) donde nos esperaban los Rotos, se nos juntó la masa de chavitos punks. Los Nezayorkinos salieron asustados para no volver jamás al Chopo como grupo dominante. Tiempo después morirían de sida y drogadiccion. Fue la primera victoria colectiva para una acción de autodefensa, más allá de los clásicos encuentros culturales.
Era el mejor momento para plantear una acción política más fuerte y ese se dio a los 25 años del movimiento estudiantil del 68. La idea salió del colectivo Liberación Autónoma y fue propuesta a todos los colectivos existentes, más no tod@s llegaron a la reunión planteada en las escaleras de los ferrocarriles, lugar que ya era nuestro. Los CAL, los Liberación, algunos de la BS, pocos del CCRFP y muchos chavitos punks de patineta. Una reunión fácil y de acuerdos rapidos: marcha el siguiente sábado partiendo del tianguis hacia Tlatelolco, unas cuantas cuadras, después? no sabíamos. Al final de la reunión lo más difícil: ¿Cómo se llamaría ese conglomerado de colectivos e individu@s? Debate y al final el nombre: Juventud Antiautoritaria Revolucionaria (JAR).
Sábado 2 de octubre, 4 de la tarde, un día soleado. La manta negra se puso al frente de un pequeño contingente de punks. Los integrantes de LA se habían confeccionado capuchas negras al estilo de los autónomos alemanes que tanto admiraban, pero que se asemejaba a máscaras de luchadores mexicanos, con bordes blancos en las orillas de los ojos. Otr@s se taparon con sus mismas sudaderas y playeras. Era la primera vez que un contingente salía un 2 de octubre como coalición libertaria.
Se fue avanzando lentamente rumbo al eje 1, próximo a unas cuadras y entre más se caminaba se iban integrando cada vez más punks y rockers. Los Rotos hicieron acto de presencia y nos pusimos en alerta pero llegaron tranquilos y los dejamos marchar. Al salir al eje nos dimos cuenta que éramos cerca de 500 personas en un bloque negro que difícilmente habíamos pensado ser. Alegría, gritos, camaradería, nerviosismo, todo en un solo momento.
Nos dirigimos a Tlatelolco sin ninguna patrulla alrededor, nadie sabía ni se esperaba un acto así, de los rockers contraculturales siempre nihilistas. En la calle Flores Magón, junto a la plaza de las tres culturas la marcha Multisectorial ya estaba formada lista para salir. La Multisectorial era la organizadora del evento de memoria del 2 de octubre e incluía a varios sectores de la izquierda estudiantil, sindical y organizaciones sociales. Cuando la retaguardia de esta nos vio llegar fue tanta su impresión que nos empezaron a tirar piedras y botellas pensando que éramos porros. No contestamos y mejor enfilamos hacia la plaza. No había nadie, así que realizamos nuestro propio mitin. Se habló de las luchas contraculturales, de la idea libertaria de las revueltas del 68 y no sólo de la represión y los muertos como suele recordarse. Sin periodistas, nuestro mitin pasó desapercibido.
Cuando ya nadie quiso hablar decidimos integrarnos a la Multisectorial, así que se designó al Gonzo y a mi para ir a hablar a la coordinadora Multisectorial que se encontraba hasta la delantera de la gran marcha. Viejos sindicalistas y representantes estudiantiles nos dijeron que podíamos integrarnos sólo si nos quitabamos las capuchas, así que Gonzo y yo nos las quitamos. Nos pidieron también que una representación se quedara junto a ellos en la delantera, así que me quedé. Gonzo fue a avisar que nos habían permitido seguirles. Cuando regresó después de recorrer el largo trecho de la marcha me dijo:
- Wey, no mames! El contingente no está!
- No chingues!
Salimos corriendo hacia el final de ese gusano humano para efectivamente ver que nuestra banda no estaba. Corrimos por todas las calles del centro buscándolos imaginando si se habían regresado o continuarían por otros lados. La JAR se había cansado de esperar autorización y se fue por su cuenta y por otras calles llegando más rápido al Zócalo capitalino, haciendo pintas y apedreando comercios. Ahí los encontramos.
_ ¿Qué pedo con ustedes? Nos dijo el Cabe. Nosotros no podíamos ni hablar de tanto correr. En ese momento la Multisectorial entraba a la plaza del Zócalo. Los periodistas entonces se percataron de nosotr@s y la policía también. Los periódicos reportaron a esos rockers encapuchados, probables porros que querían reventar la marcha. La izquierda nos repudió por raros y encapuchados. Tres meses después todos se encapucharian en las marchas con la salida a la luz del EZLN. Nosotr@s empezábamos la autonomía urbana ese día.